26 julio 2015

26 de julio de 1875

A las 4 de la mañana, Ana se puso de parto. Sabía lo que iba a pasar, era su segundo hijo.  El primero, Manuel tenía once meses, este segundo si era niño se llamaría Antonio, como su padre y como su abuelo. 

A las 4:30 nació Antonio. Todo había salido bien, era Santa Ana, la patrona de la parturienta y esto la había ayudado, pensó Ana.

En el Registro anotarían: 


Nombre: Antonio
Primer apellido: Machado
Segundo apellido: Ruiz
Sexo: Varón
Hora de nacimiento: 4:30
Día: Veintiseis   mes: Julio   año:  Mil ochocientos setenta y cinco
Lugar:  Sevilla
Hijo de  Antonio   y de   Ana



Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, 
y un huerto claro donde madura el limonero; 
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; 
mi historia, algunos casos que recordar no quiero. 

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido 
-ya conocéis mi torpe aliño indumentaria-, 
más recibí la flecha que me asignó Cupido, 
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario. 

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 
pero mi verso brota de manantial sereno; 
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, 
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. 

Adoro la hermosura, y en la moderna estética 
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; 
mas no amo los afeites de la actual cosmética, 
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. 

Desdeño las romanzas de los tenores huecos 
y el coro de los grillos que cantan a la luna. 
A distinguir me paro las voces de los ecos, 
y escucho solamente, entre las voces, una. 

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera 
mi verso, como deja el capitán su espada: 
famosa por la mano viril que la blandiera, 
no por el docto oficio del forjador preciada. 

Converso con el hombre que siempre va conmigo 
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-; 
mi soliloquio es plática con ese buen amigo 
que me enseñó el secreto de la filantropía. 

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. 
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago 
el traje que me cubre y la mansión que habito, 
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. 

Y cuando llegue el día del último vïaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 
me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Antonio Machado

02 julio 2015

Relatos breves

Abrimos esta página para ir publicando una serie de relatos breves y micro-relatos.

Esperamos que te animes y nos mandes el tuyo ;-)


La espera


Parada en la acera, cerca de la calzada, miraba a lo lejos sin ver a nadie a su alrededor, indiferente a lo próximo.

Su mirada buscaba impaciente, estaba esperando.

Durante un instante se le ilumina la cara ¡Ya viene! pero, no, no es. Así ocurre varias veces hasta que una sonrisa confirma que la espera pronto terminará.

Se siente un tanto inquieta ¿lo he traído?

Por fin llega a su lado; se para, ella sube y enseña el billete. El autobús arranca.

Fotos de la salida Eco-Cultural a los Saladares

Fotos de la salida Eco-Cultural a los Saladares y al barranco de Villacabras de Villaconejos